Siempre hay un cuento para una noche, un suspiro que se escapa, un beso que no damos y un abrazo que nos falta.
Un paseo no pensado, un pensamiento no transitado, un recuerdo ligero y un roce inesperado.
Un camino polvoriento, pelo trenzado, labios carmesíes y corazón agrietado.
Un perro que nos guíe, un cayado que nos sostenga, un cielo nublado y que no amanezca.